Iniciativas gubernamentales para el rescate de bancos

BIS Quarterly Review  | 
15 de diciembre de 2008

(Texto extraído de las páginas 23-24 de la Presentación General del Informe Trimestral del BPI, diciembre de 2008)

Las iniciativas de distintos gobiernos para reforzar la solvencia de los bancos han pasado de responder a las necesidades de entidades individuales a convertirse en intervenciones sistémicas. Hasta el mes de septiembre, los gobiernos inyectaron capital en distintas instituciones para evitar su quiebra y facilitar fusiones, esperando que el apoyo masivo a través de inyecciones de liquidez por los bancos centrales reavivara el préstamo interbancario. Al percatarse de que estas medidas no lograban frenar la rápida erosión de la confianza en los mercados, los gobiernos de casi todas las economías avanzadas anunciaron a finales de septiembre y principios de octubre iniciativas más ambiciosas para estabilizar sus sistemas bancarios.

El objetivo de las autoridades era atajar la crisis de confianza desde dos frentes: por un lado asegurar la financiación de los bancos mediante la protección explícita de los depósitos minoristas y otros pasivos bancarios, y por el otro reducir su nivel de apalancamiento con la compra de activos dudosos o inyecciones de capital (véase el cuadro de la página siguiente). El anuncio de estos programas oficiales tuvo gran repercusión. Los diferenciales de los CDS de bancos se estrecharon y las condiciones en los mercados de capitales se estabilizaron. No obstante, dichos programas han tenido que modificarse a medida que avanzaba la crisis y en muchos casos todavía se ignoran detalles concretos de algunos de ellos. Así pues, aún no se conoce su impacto real sobre la competencia y los incentivos en el sector financiero, ni se sabe si lograrán reactivar la intermediación financiera en la economía en su conjunto.

Componentes de los programas oficiales anunciados en septiembre y octubre

Ampliación del seguro de depósitos minoristas. Una medida muy utilizada para asegurar el acceso continuo a la financiación mediante depósitos ha sido garantizarlos. Las cantidades cubiertas por los fondos de garantía han variado considerablemente entre países, concediéndose en algunos casos una protección completa de los depósitos minoristas.

Aval de pasivos mayoristas. Para luchar contra la escasez de fondos en los mercados de capitales, numerosos gobiernos han anunciado avales públicos para la deuda bancaria mayorista. La gama de pasivos avalados y la estructura de las comisiones aplicadas varían considerablemente entre países, y mientras que algunos cobran una tasa fija independientemente de la cantidad avalada, otros la determinan en función de los diferenciales de los CDS de cada banco.

Inyecciones de capital. Las inyecciones directas de capital han sido el mecanismo principal para reforzar los balances bancarios, aunque de nuevo con importantes diferencias entre países en cuanto a los instrumentos utilizados y las condiciones aplicadas. Por ejemplo, los dividendos de las acciones preferentes en manos de los gobiernos varían entre el 5% y el 12,5%, y algunos países imponen restricciones sobre la retribución de los ejecutivos o los dividendos abonados a los accionistas ordinarios.

Compras de activos. Aunque diversos gobiernos han optado por eliminar los activos dudosos de los balances bancarios, esta medida todavía no se ha utilizado de forma sustancial. Uno de los problemas en este sentido ha sido determinar cuánto debe pagar el Gobierno por ellos, que en algunos casos podría ascender al valor facial, lo que en la práctica supondría una recapitalización encubierta. Además, para poder espolear significativamente la confianza del mercado de forma inmediata, podría tener que incluirse toda la gama de activos perjudicados, lo que exigiría programas muy amplios.

Efectos indirectos de la intervención pública

Repercusión en los mercados crediticios en su conjunto. Los avales públicos afectan al precio relativo del crédito. La ampliación de dichos avales a un mayor número de títulos de deuda podría encarecer ceteris paribus la financiación mediante instrumentos de renta fija cuasi perfectamente sustitutivos de la deuda bancaria. Así se explicaría, por ejemplo, la ampliación de los diferenciales de la deuda de agencias semipúblicas a principios de octubre. Asimismo, la interacción de diferentes medidas oficiales puede complicar la evaluación y valoración del riesgo crediticio en distintos tipos de pasivos bancarios. Con las inyecciones de capital, los gobiernos suelen tomar posiciones de baja prelación en el capital bancario, lo que podría interpretarse como un aval estatal implícito sobre el conjunto de las obligaciones de los bancos. Aunque la estabilización que aportan estas medidas probablemente compense las distorsiones que generan a medio plazo, sería conveniente contar con una clara estrategia de salida para paliar sus efectos adversos sobre los mercados de crédito en el medio plazo.

Aspectos transfronterizos. Aunque los planes de rescate siguen una serie de principios comunes, las diferencias concretas a la hora de diseñarlos y ponerlos en práctica en cada país son considerables. Las diferencias en cuanto a la cobertura y el precio de los avales públicos para nuevas emisiones de deuda pueden poner en desventaja a los bancos de algunas jurisdicciones a la hora de financiarse en los mercados, ya que el coste de dicha financiación dependerá de la estructura de comisiones que aplique el país avalista y de su solvencia. En casos extremos, el riesgo soberano podría considerarse sintomático del riesgo de crédito de la deuda bancaria. Otro aspecto a tener en cuenta son los depósitos minoristas en bancos de propiedad extranjera, pues en muchos casos no está claro cómo les afectaría la quiebra del banco matriz. Además, los instrumentos y las condiciones de las inyecciones de capital también pueden afectar a la competitividad de los bancos en los mercados mundiales. Por un lado, están las diferencias en el coste efectivo del capital inyectado por los gobiernos. Por otro, los términos y condiciones de estas operaciones, que pueden afectar a la disponibilidad de capital privado.