¿Cambio de paradigma en los mercados?

BIS Quarterly Review  | 
11 de diciembre de 2016

Los rendimientos de la deuda mundial han seguido aumentando considerablemente en los últimos meses. Después de que los principales mercados de renta fija hubiesen caído hasta mínimos históricos el pasado verano, los rendimientos se dispararon en general a finales de noviembre, de manera similar a lo ocurrido durante el taper tantrum de mayo-septiembre de 2013, cuando los mercados reaccionaron con fuerza ante la posible reducción anticipada de las compras de deuda por parte de la Reserva Federal. Pese a que riesgo de duración estaba en máximos históricos, apenas hubo signos de tensión en los mercados de deuda, al mantenerse los diferenciales ajustados y la volatilidad contenida.

El aumento de los rendimientos, alentado en un primer momento por las favorables noticias macroeconómicas a escala mundial, se aceleró considerablemente tras las elecciones en Estados Unidos. Las reacciones de los mercados de deuda en torno a la fecha de las elecciones se asemejaron a las observadas durante la primera elección de Ronald Reagan en 1980. El optimismo de los mercados bursátiles estadounidenses también evocó este lejano acontecimiento, sugiriendo que los mercados esperaban una expansión económica en Estados Unidos y mayores beneficios empresariales con una política fiscal más expansiva, impuestos más bajos y regulación más laxa. En consecuencia, los mercados consideraron más probable una política monetaria más restrictiva y el dólar se fortaleció.

El aumento de los rendimientos a escala mundial y la apreciación del dólar pesaron sobre los activos de las economías de mercado emergentes (EME). Las EME no se vieron perjudicadas por los acontecimientos en las economías avanzadas hasta primeros de noviembre, cuando la confianza de los inversores cayó considerablemente. Las salidas de fondos invertidos en EME y la depreciación de los tipos de cambio de algunas de estas economías la semana posterior a las elecciones fueron incluso mayores que en el punto álgido del taper tantrum

Sin embargo, las reacciones de los mercados de renta fija y variable de las EME fueron más moderadas que en 2013, reflejando posiblemente un trasfondo económico y financiero diferente. Los fondos de EME ya habían registrado importantes salidas de capitales en los últimos años, aliviando con ello la presión sobre las valoraciones de los activos. La anticipación de un auge económico en Estados Unidos también podría haberse considerado beneficioso para las EME, pero persisten riesgos, en especial por el elevado grado de incertidumbre política en muchas de las principales jurisdicciones. Además, el 10% de la deuda corporativa de las EME denominada en dólares vence en 2017, lo que podría presionar aún más sobre los mercados financieros de esas economías.

Las tasas de financiación en dólares a corto plazo subieron significativamente, en respuesta sobre todo a los cambios en la regulación sobre los fondos de inversión «prime» en activos del mercado monetario, que entraron en vigor en octubre. La reducción de los activos gestionados por estos fondos en un 70% desde octubre de 2015, combinada con un reajuste de sus carteras hacia vencimientos más cortos, indujeron un aumento sustancial de los diferenciales Libor-OIS. Aun así, esto no ocasionó grandes distorsiones, a diferencia de lo ocurrido en anteriores periodos con ampliaciones similares de estos diferenciales.