Resumen

Capítulo I: Hacia un crecimiento resiliente

A lo largo del pasado año, la economía mundial ha seguido mejorando. El crecimiento se ha acercado a sus promedios de largo plazo, el desempleo ha caído hacia sus niveles precrisis y la inflación ha subido para acercarse a los objetivos de los bancos centrales. Con el trasfondo de las mejores perspectivas a corto plazo de los últimos años, nuestro Informe Anual examina cuatro riesgos que podrían poner en peligro la sostenibilidad de la expansión a medio plazo: un repunte de la inflación, tensiones financieras conforme van madurando los ciclos financieros, debilidad del consumo y de la inversión principalmente por el peso de la deuda y, por último, un aumento del proteccionismo. En gran medida, estos riesgos surgen de la «tríada de riesgos» analizada en el Informe del año pasado: crecimiento de la productividad inusualmente bajo, niveles de deuda inusualmente altos y margen de maniobra de la política económica inusualmente estrecho. Así pues, la estrategia más prometedora para las autoridades consiste en aprovechar las favorables condiciones actuales para reforzar la resiliencia de la economía, tanto a escala nacional como internacional. En este sentido, resulta esencial elevar el potencial de crecimiento de la economía. En el plano nacional, esto implica reequilibrar las políticas para favorecer reformas estructurales, aliviar la sobrecarga que soporta la política monetaria e implementar marcos holísticos para gestionar de manera más sistemática el ciclo financiero. A escala mundial, hay que reforzar el enfoque multilateral de la política económica, el único capaz de hacer frente a los actuales retos mundiales.

Capítulo II: Las sacudidas políticas reorientan los mercados

Los mercados financieros tuvieron que afrontar un cambiante entorno político a medida que mejoraba la coyuntura económica. Los acontecimientos políticos sorprendieron a los mercados, que tuvieron que adaptarse rápidamente al cambio de dirección de las políticas y sus implicaciones económicas. La atención se alejó de la política monetaria para centrarse en la evolución política, lo que provocó un cambio en los patrones de correlación y riesgo tradicionales. En lugar de alternar entre fases generalizadas de preferencia y aversión por el riesgo, los inversores comenzaron a diferenciar más entre sectores y países. Los rendimientos de los bonos divergieron entre las principales economías, con efectos colaterales sobre los mercados de divisas. Al mismo tiempo, se abrió una brecha entre los indicadores de incertidumbre sobre las políticas -que se dispararon- y los índices de volatilidad en los mercados financieros -que se desplomaron-, al tiempo que varios indicadores apuntaban a un incremento de los riesgos de cola. Las anómalas valoraciones registradas tras la Gran Crisis Financiera (GCF) se redujeron pero no desaparecieron, lo que sugiere que pueden haber adquirido un cariz más permanente en los mercados.

Capítulo III: La economía mundial - ¿Maduración de la recuperación económica? ¿Rotación del ciclo financiero?

La expansión cíclica mundial cobró considerable fuerza durante el ejercicio analizado, con la práctica totalidad de las principales economías creciendo a principios de 2017. El consumo fue clave para impulsar la demanda agregada, aunque la inversión empresarial también pareció repuntar. Al mismo tiempo, la reducción de los indicadores de holgura económica sugirió que la expansión estaba entrando en fase de maduración. Los ciclos financieros estaban en su fase de expansión en muchos países, respaldando así el repunte económico. En parte relacionado con el ciclo financiero, se observan riesgos a medio plazo que podrían amenazar una expansión económica sostenible. Los indicadores adelantados de tensiones financieras señalan riesgos a raíz de los elevados niveles de deuda privada y precios de la vivienda en diversas economías que no estuvieron en el epicentro de la GCF. El elevado endeudamiento de los hogares puede lastrar la demanda en algunos países, especialmente si un aumento de las tasas de interés agrava la carga del servicio de la deuda. Por su parte, la abultada deuda empresarial, junto con el débil crecimiento de la productividad, podría pesar sobre la inversión, y un aumento de las corrientes proteccionistas podría deslucir las perspectivas económicas. Ahora bien, los vientos de cola cíclicos abren una ventana de oportunidad para aplicar políticas que mejoren la resiliencia y reduzcan los riesgos para el crecimiento sostenible.

Capítulo IV: La política monetaria - acercamiento a la normalización

La política monetaria continuó siendo en general muy acomodaticia, con tasas de interés nominales y reales todavía en niveles muy bajos y con los balances de los bancos centrales aún voluminosos o incluso en expansión. En un contexto de crecimiento más fuerte, la evolución de la inflación se convirtió en el eje de las decisiones de los bancos centrales. Mientras que las tasas de inflación en general se acercaron más a los mandatos de estabilidad de precios de los bancos centrales, la significativa reducción de la holgura en el mercado laboral hizo temer un repunte excesivo de la inflación. Dicho esto, la evolución histórica del mercado laboral sugiere que no es probable que este riesgo inflacionista sea la principal amenaza para la actual expansión mundial. La normalización de la política monetaria plantea retos sin precedentes ante los elevados niveles de deuda y la inusual incertidumbre del momento presente. Una estrategia centrada en la gradualidad y la transparencia aportaría claros beneficios, aunque no sería la panacea, ya que también podría incentivar una mayor asunción de riesgo y frenar la ampliación del margen de maniobra de las autoridades.

Capítulo V: El sector financiero - prepararse para el futuro

El sector financiero afronta una coyuntura que, aunque está mejorando, todavía presenta retos. El panorama económico a corto plazo ha mejorado sustancialmente, si bien los márgenes de intermediación continúan siendo estrechos en las principales económicas y el sector tiene que lidiar con fuerzas estructurales como la innovación tecnológica y las presiones de consolidación. Ahora que están a punto de concluir los principales capítulos de la reforma reguladora, los bancos y otras instituciones financieras tienen más margen para aumentar su resiliencia. Un ámbito que merece atención son los mercados mundiales de financiación en dólares estadounidenses, que probablemente continúen siendo un importante foco de tensión durante episodios de turbulencia de los mercados. La fuerte dependencia de financiación a corto plazo en esta moneda que continúan teniendo los bancos, junto con el elevado grado de concentración e interconexión en los mercados, pone de manifiesto la importancia de la cooperación supervisora y de contar con respaldos eficaces. El objetivo último debe ser un sistema financiero más fuerte que ayude a fortalecer la resiliencia de la economía mundial.

Capítulo VI: Sobre la globalización

La globalización económica ha contribuido a un aumento sustancial de los niveles de vida y a la reducción de la pobreza a lo largo del último medio siglo. La integración comercial y la financiera están estrechamente relacionadas: el comercio mundial no solo depende de los vínculos financieros, sino que también los genera. Juntas, la apertura comercial y la financiera han mejorado la competencia y han difundido la tecnología, propiciando ganancias de eficiencia e impulsando la productividad agregada. Como cualquier otra forma de cambio económico de amplio alcance, la globalización también plantea retos. Por ejemplo, la globalización ha coincidido con un aumento de la desigualdad en la distribución de la renta dentro de algunos países, aunque hay evidencias de que la tecnología ha sido la causa principal de esta evolución. Asimismo, la apertura financiera expone a las economías a influencias externas desestabilizadoras. Unas políticas nacionales bien diseñadas pueden incrementar los beneficios de la globalización y mitigar los costes del ajuste que conlleva. Al mismo tiempo, la cooperación internacional debe complementar dichas políticas para poder abordar los vínculos mundiales. Una de las prioridades es completar las reformas financieras internacionales en curso. Las monedas mundiales hacen necesaria la cooperación internacional, la gestión eficaz de las crisis y una consideración más sistemática de los mecanismos de transmisión y retroalimentación entre países.