Conclusión: posibles soluciones a los desequilibrios
Aunque la economía mundial evolucionó de manera muy satisfactoria durante el ejercicio cerrado en marzo de 2005, comenzaron a atisbarse señales preocupantes que recuerdan a las presiones inflacionarias de finales de los años 60. Por fortuna, un análisis más minucioso revela suficientes diferencias que, unidas a las enseñanzas extraídas de periodos anteriores, invitan a pensar que no es probable que la historia se repita. Aun así, estas diferencias dejan entrever cómo es probable que sean los problemas en el futuro. Los desequilibrios internos y externos, cuyo origen se encuentra en los grandes cambios estructurales de la economía mundial, podrían desarrollarse con posibles consecuencias perturbadoras. Las soluciones de política económica que podrían parecer obvias para un país determinado a menudo pueden entrar en contradicción con aquéllas aplicadas en otros. De ahí que haya que preguntarse si en las circunstancias actuales no habría que recurrir a soluciones de cooperación. Quienes se inquietan por la adversa interacción de unos cambios estructurales que por sí solos serían deseables se preguntan si no habría que modificar a su vez el marco en el que se insertan las políticas. Pueden sugerirse diversas opciones para la puesta en práctica de un marco de estabilización macrofinanciera tanto a escala nacional como internacional, aunque, dados los intereses soberanos creados, el segundo será sin duda mucho más difícil de llevar a la práctica.