La política monetaria en los países industrializados avanzados
En Estados Unidos, la expansión económica continuó con paso firme y los riesgos se desplazaron hacia posibles presiones inflacionarias, por lo que la Reserva Federal comenzó a reducir el grado de acomodación de su política monetaria mediante una serie de aumentos mesurados de su tipo de interés objetivo para los fondos federales. Por su parte, el BCE mantuvo intacta su tasa de referencia, ya que el insuficiente crecimiento económico y la apreciación del euro siguieron conteniendo las presiones inflacionarias. El Banco de Japón mantuvo en cero su tipo de interés oficial, pues la magnitud de los obstáculos económicos y financieros impidió descartar el fin de la deflación. La aplicación de su política monetaria de relajación cuantitativa se complicó al ir modificándose las demandas de liquidez. En suma, la política monetaria en las economías del G-3 mantuvo su carácter acomodaticio a lo largo del periodo examinado.
Más dispares resultaron las políticas en las economías industrializadas más pequeñas con objetivos de inflación, donde algunos bancos centrales prefirieron orientaciones muy acomodaticias mientras otros adoptaron posiciones más neutrales. El pasado ejercicio financiero estuvo dominado por acontecimientos externos, en especial las oscilaciones de los precios del petróleo y de otros productos básicos. Pueden trazarse sorprendentes paralelismos entre la coyuntura actual y los acontecimientos de finales de los años 60 y principios de los 70 (este capítulo dedica un apartado a analizar la evolución histórica para discernir los riesgos a los que podrían enfrentarse en la actualidad las autoridades monetarias).